Un ambiente saludable tiene que brindar y propiciar, al menos, confianza, libertad y sinceridad, para que fructifique el amor y la amistad.
Por tanto, esos lugares donde se siembre y prospera la desconfianza, la insinceridad y la coherción son el caldo de cultivo del malestar, enfermedad y sufrimiento.
Confianza para ineractuar con todos los seres.
Libertad para ser, hacer y querer lo que se ama.
Sinceridad para ser, decir y actuar en consciencia.